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Cómo se fija el precio de la luz y cómo se traduce en tu factura

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¿Quieres comprender cómo se fija el precio de la luz y cómo se traduce en tu factura? Te lo explicamos de manera sencilla.

El sistema de fijación de precios de la luz se denomina “sistema marginalista de casación de precios”. Cada día se llevan a cabo 24 subastas para fijar el precio de la luz de las 24 horas del día siguiente. Esta subasta sigue el siguiente proceso:

  1. Red Eléctrica fija la cantidad de energía que prevé va a necesitar el conjunto del país cada hora del día siguiente.
  2. Las empresas comercializadoras (las que compran la energía y te la venden a ti) realizan sus solicitudes de compra de energía para sus clientes en función de varios factores: Previsiones de consumo, márgenes de beneficio, requisitos de qué tipo de tecnología (“yo sólo compro renovables”), cuánto y cuándo lo necesitan y qué precio están dispuestos a pagar por esa energía.
  3. Las empresas productoras, por su parte, realizan sus ofertas indicando para cada hora, cuánta energía podrán ofrecer, de qué tecnología (eólica, solar, biomasa, hidráulica, carbón, gas, etc.). Y lo más importante, a qué precio mínimo aceptan venderla. Aquí hay que aclarar que las energías renovables entran en la subasta a precio cero por ley, es decir, no exigen ningún precio de entrada. Ahora explicaremos por qué.

Punto de casación para fijar el precio de la luz

Tras la subasta, se toman todas las ofertas de las productoras y todas las solicitudes de compra de las comercializadoras. Se ordenan en orden ascendente de coste (las productoras) y en orden descendente de precio (las comercializadoras). Así se obtienen dos curvas: la curva de generación y la curva de oferta. Ambas se cruzarán en un punto, el “punto de casación”.

Este punto coincide con la cantidad de energía necesaria al menor precio posible. Es decir, ninguna comercializadora comprará energía por encima de ese precio.

Las ofertas de energía de productoras que sean más caras que este punto de casación serán rechazadas.

Todas las ofertas a un precio menor serán aceptadas.

Y ahora viene la polémica: todas las ofertas de energía se pagarán al precio máximo fijado por el punto de casación. Independientemente del precio al que se hubieran ofertado. ¿Qué absurdo no? No lo es tanto, ahora verás.

Sistema marginalista

Este sistema de subasta que acabamos de explicar se lo conoce como «sistema marginalista». Con este sistema, los productores se ven obligados a hacer las ofertas de venta lo más barato posible. Vamos, a precio de coste (repetimos, las renovables exigen 0,00€/kWh por Ley) para asegurarse de que sus ofertas queden por debajo del punto de casación y poder así vender la energía.

Además, la oferta más cara, la última que entró en la subasta, y cuyo precio coincide exactamente con el precio de casación, recibirá exactamente lo que pidió y ni un céntimo más.

En el sistema marginalista se prima a las tecnologías más eficientes. Aquellas que son capaces de ofrecer su energía al menor precio, para asegurarse de entrar en el grupo de ofertas aceptadas. Eso pasa con todas las renovables y en general va aumentando en función de sus costes variables, de amortización y de los costes ambientales (para aquellas tecnologías más contaminantes). Por este motivo las últimas en entrar son las más contaminantes, como el gasoil, el gas o el carbón.

Cómo sería un sistema libre para fijar el precio de la luz

En un sistema de fijación de precios alternativo, en el que a cada productor se le pagara por sus ofertas aceptadas (por debajo del punto de casación) exactamente lo que hubiese pedido – el llamado modelo “pay as bid” – el precio total tendería a ser más alto, ya que los productores tratarían de predecir la demanda y el precio de casación y harían sus ofertas lo más próximos a este precio, sin pasarse, para asegurarse entrar por la mínima al precio más caro posible.

De esta manera obtendrían aún más beneficio y tenderían a encarecer aún más el precio de casación.

Beneficios del sistema marginalista

Con este sistema de fijación de precios, las tecnologías más eficientes (las renovables) obtienen el mayor margen, de manera que se fomenta su desarrollo en detrimento de tecnologías menos eficientes, que obtienen menos márgenes o ninguno (se quedan fuera de la subasta).

Este es motivo por el que se dice que la entrada de más renovables al mercado eléctrico abarata el precio de la electricidad. Por cada kWh renovable que entre, desplazará a otra tecnología menos eficiente (y generalmente más sucia) en la subasta de la energía.

¿Por qué ahora parece que no funciona?

Actualmente estamos viendo que esto parece no cumplirse, con los precios tan desorbitados que estamos sufriendo últimamente.

Esto se debe a que el gas (que es la última tecnología que suele entrar) al encarecerse en origen (países inestables o en conflicto) se ofrece a un precio mucho mayor de lo normal. Cuando se hace necesario que entre en la subasta (porque aumenta la demanda en invierno o hay menos horas de energía solar), esta tecnología dispara el precio de la luz.

El mayor problema del modelo marginalista, y por el cual se paga la luz muy cara a pesar de la mayor presencia de energías renovables, es precisamente que es muy sensible ante cualquier inestabilidad en el precio de las tecnologías que cierran la subasta.

Si un día hay mucho viento y mucho sol, podría darse el caso (de hecho, ya se ha dado el caso en muchas ocasiones) de que no fuera necesaria la compra de energía de tecnologías ineficientes y tuviéramos suficiente con las renovables y alguna más, y entonces el precio de esa hora del día sería bajísimo, casi 0 Euros.

Por el contrario, si un día hace mucho frío (mucha demanda de energía) lluvia y muy poca energía solar, seguramente entrarían tecnologías caras e ineficientes pidiendo un alto precio y encarecerían el precio de la luz en esas horas.

Por último, una cosa es el precio de la electricidad en el mercado mayorista, y otra el precio al que tu compañía te lo vende en el mercado libre, o al que se fijan en el mercado regulado o PVPC.

Esperamos que haya quedado un poco más claro cómo funciona el mercado eléctrico español. Ahora podemos tener más claro a quién habría que echarle las culpas (y a quién no) de los altos precios de la electricidad.

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